16.2.14
23.8.12
Hora de un costado al otro.
Hora para treintañeros.
Hora acicalada para el canto del gallo.
Hora en que la tierra niega nuestros nombres.
Hora en que el viento sopla desde los astros extintos.
Hora y-si-tras-de-nosotros-no-quedara-nada.
Hora vacía.
Sorda, estéril.
Fondo de todas las horas.
Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada,
habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
si es que tenemos que seguir viviendo.
Wislawa Szymborska
De "Llamando al Yeti", 1957.
Versión de Gerardo Beltrán.
21.8.12
13.10.10
8.10.10
Abigail Rodriguez Contreras
Quise conjugarte tres veces de distintas formas, para ver si de a poco, las alteraciones más minúsculas de tu arquitectura encallaran fuerte en la árena pálida de tus piernas. Con la prueba quise comprobar la impertinencia de no ceder ante el impulso furioso de la salina fuerza que descubre y retuerce los tejidos desprotegidos de las cáscaras que todas las defensas han dejado horadadas en mi carne.
Inestables del legado caparazón de amor y otras fuerzas inexplorables, yo me rehuso a debilitar mis fuerzas, a vaciarme toda. Ofrecerme hielo a la sal, para unirme fuerte a ella y con un hilo delgado que nos une, yo decido cortar las uniones, aunque me descubra después desarmada, con una caricia de mi propia mano que me cura.
6.10.10
I
Me gustaría decapitar cada pétalo hasta que impacientes, las raíces inicien la sospechada tarea de engullir mis deseos. Trenzando lento el orígen de la separación con cada dedo, las ventanas de carne asoman los gritos que sus dientes, han clavado en las grietas de sus enmicadas formas.
II
Burda esta la memoria, degrada la palidez de sus espacios blancos, de sus temores que imaginas distorsionados en carcajadas. Victimizar al victimario es ofrecerle carne en el hocico, permitiendo incluso que te muerda los dedos.
III
Esconderás las heridas de los dedos, cubrirás con guantes los vestigios de la sangre y sus internas brumas de llantos cíclicos que te contagiaron en el pasado, morderás para mentir que otros te han mordido, pero los dientes son distintos y hay mentiras que no son verosímiles, simplemente, no lo son.
5.10.10
Aunque Javier no la quiere, siente un gran placer cuando duerme en la cama de Ximena. Ni siquiera es que el acto sea meramente reducido a lo sexual, no. Muchas veces, pretextando estar preocupado por su salud, toca la puerta con pequeños golpecillos, que aunque amables, anuncian que con autorización o no, Javier entrará a la habitación.